1/29/2010

La réplica, presente y futuro de Altamira


Desde julio de 2001, fecha en la que los Reyes de España inauguraron el Museo de Altamira y la réplica de la cueva, miles de personas han pasado por la Neocueva, que reproduce milímetro a milímetro las paredes y techos de la cueva original y sus pinturas universalmente conocidas.
La visita a la neocueva se realiza en grupos de 20 personas, siempre con guía y con una duración de 20 minutos. La visita al resto de las salas del museo se realiza de forma libre, sin guía y sin limitación de tiempo. El recorrido contempla las siguientes partes:

1. El Preámbulo
Sala inicial de la réplica. En ella se proyecta un video que narra la historia de la cueva, desde sus primeros habitantes (hace 14.000 años) a los autores de las pinturas, el descubrimiento en 1869, la avalancha de visistantes, los problemas de conservación y el origen del proyecto de la réplica.

2. Boca de la cueva
Se ha reconstruido el aspecto que tenía la primitiva entrada a la cueva. Desde el interior se ve el paisaje y se percibe la misma luminosidad que hace 14.000 años.

3. Campamento
Magdaleniense. La primera parada tras iniciar el recorrido por la cueva es en el llamado Campamento Magdaleniense. Mediante holograma se ha recreado a los habitantes de Altamira que desarollan diversas actividades.

4. Excavación arqueológica
Se ha reproducido en el suelo una cata en la que pueden observarse los diferentes niveles que aparecen en ella y el modo en que se encuentran y rescatan los vestigios.

5. Zona audiovisual
Area de pantallas en las que se muestran datos sobre las técnicas de pintura utilizadas por los moradores de Altamira.

6. Sala de polícromos
Desaparece la pasarela. En el techo se han reproducido con exactitud las pinturas de la llamada Capilla Sixtina del Arte rupestre. En la toda la cueva original existen más de 170 figuras de bisontes. Se puede pasear con toda libertad por este recinto.

7. Más allá del gran techo Pasillo de salida de la répica en cuyas paredes se han reproducido algunos de los grabados que existen en la llamada 'Cola de Caballo' de Altamira, parte más profunda de la cueva.

www.eldiariomontañes.es 29/1/2010

1/25/2010

La Universidad de Barcelona 'abre' el primer museo virtual universitario de España

La entidad también reunirá las colecciones de criminología en un nuevo centro dedicado al delito

"Universidades en España hay muchas, pero ninguna como la de Barcelona", así de contundente se ha mostrado Lourdes Cirlot, vicerrectora de patrimonio de la Universidad de Barcelona, durante la presentación del "primer museo virtual de una universidad en España" que recoge 255 piezas del rico patrimonio reunido durante 600 años de existencia de esta institución. Se puede acceder al fondo en la web de la universidad

Según Cirlot, el nuevo museo recoge los fondos de nueve colecciones: la de arte que incluye los pabellones Güell de Antoni Gaudí, la de instrumentos científicos, el fondo de reserva de la Biblioteca, la colección Sabater Pi, el museo de la Farmacia Catalana, la colección del Pabellón de la República, la colección del Centro de recursos de la Biodiversidad, el Herbario BCN y la Litoteca del Facultat de Geologia.

Así, a partir de hoy, se pueden apreciar virtualmente las pinturas de los siglos XVI al XX depositadas por el Museo del Prado y que cuelgan de las paredes del edificio histórico de la Plaça de Universitat como la Andrómeda de Luca Giordano;algunosmanuscritos medievales como el Llibre dels feyts de Jaume I, escrito en 1343; la segunda farmacopea más antigua de Europa, la Concordia escrita en 1511 por los boticarios de Barcelona, tras concederles un privilegio el rey Fernando el Católico. También hay algunos objetosentre los que estánaparatos científicos antiguos como microscopios o una linterna mágica de Dubosc de 1870; un raro ejemplar bicéfalo de vaca de 1758 y los dibujos naturalistas de Jordi Sabater Pi de sus viajes a Guinea, cuando encontró a Copito de Nieve,

"Tras consultar las obras y la ficha elaborada por especialistas de esta universidad, se podrá visitar, mediante cita previa, cada una de las piezas en la facultad o centro donde esté", ha aseguradoCirlot.

Sin concretar fechas, la vicerrectora ha revelado que ya está en marcha una segunda fase en la que se incorporarán nuevas colecciones. Es el caso de los grabados de cartografía antigua, de la colección del Museo de la Criminología o del Delito, que conserva instrumentos de ejecución y que se instalará en la Facultad de derecho, cuando termine la ampliación del edificio, o de todo el mobiliario antiguo de la facultad de medicina.

Cirlot ha puntualizado que este museo "sólo es la primera piedra" de un futuro museo real que agrupará todas las colecciones en un solo edificio. "Algún día lo tendremos", ha concluído.

El País 24-1-10

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http://www.ub.edu/museuvirtual/index.php

1/14/2010

La revolución del impresionismo


Las obras maestras del Museo de Orsay desembarcan en la Fundación Mapfre

Los nombres de Manet, Monet, Renoir, Sisley o Cézanne están ligados a uno de los momentos del máximo esplendor de la pintura: el impresionismo. Su pincelada ligera, sus colores y sus temas lo han convertido en la corriente artística más popular de la historia del arte. Movimiento genuinamente francés, su residencia habitual es el parisiense Museo de Orsay, una de las pinacotecas que, año tras año, más visitantes recibe en todo el mundo. La esencia revolucionaria de lo que fue este deslumbrante grupo de artistas puede contemplarse desde hoy, a través de 90 obras maestras, en la sede madrileña de la Fundación Mapfre.

La muestra Impresionismo. Un nuevo Renacimiento, llamada a ser el gran acontecimiento artístico de la temporada, ocupa las dos salas principales de la fundación. El 90% de las obras no se habían visto nunca en España y el 70% no había salido nunca de la antigua estación de trenes que ocupa el museo a orillas del Sena.

Los comisarios Pablo González Burillo, responsable de exposiciones de la Fundación Mapfre, y Guy Cogeval, director del Museo de Orsay, explicaron ayer que el proyecto ha sido posible gracias a las obras de remodelación y ampliación que actualmente se realizan en París.

Cogeval precisó que los tesoros de la colección están ahora divididos en dos exposiciones: esta de Madrid y una segunda en Australia. La colaboración e intercambio permanente entre estas dos instituciones es lo que ha hecho posible que las salas elegidas sean las de la Fundación Mapfre.

Lo cierto es que han pesado tanto las buenas relaciones como la capacidad presupuestaria. González Burillo reconoció que ésta es la exposición más cara realizada hasta el momento por la fundación, ya que la prima del seguro ha sido de un millón de euros. Pero para él no hay nada comparable a la oportunidad de presentar una colección de obras que suponen el nacimiento del mundo moderno a nivel artístico.

Esta auténtica revolución en la forma de entender el arte se produce en un momento dramático para Europa en general y para Francia en particular: acaba de terminar la guerra entre Francia y Prusia (1870-1871) y los sucesos de la Comuna (1871) convierten París en una ciudad deshecha a golpe de cañonazos.

Édouard Manet y su célebre óleo El pífano (1866) sirven de hilo conductor para contar un periodo en el que, junto a los impresionistas y su capacidad de transmitir felicidad a través de la pintura, conviven artistas vinculados al mundo más académico, como Puvis de Chavannes (El globo, de 1870) o los que llevan las técnicas fotográficas a la pintura, como Gustave Caillebotte con su asombrosa pintura Los acuchilladores de parquet (1875).

Pero es Manet, sobre todo después de su viaje a España, quien impone la revolución volviendo la mirada a los maestros de la pintura antigua española. Y sobre todos ellos, Velázquez. Jiménez Burillo explicaba ayer que lo que propone Velázquez es que hay que enfrentarse al arte partiendo de cero, reinventando todo. "Con los impresionistas vuelve a empezar la historia del arte. Quieren contar la historia de otra manera y consideran que tienen la obligación de hacer llegar lo que sienten al máximo de gente posible".

En ese nuevo mundo entran los paisajes helados de Albert Sisley, Bajo la nieve: era de una granja en Marly (1876); las miradas sobre el Sena y los inconfundibles retratos de Auguste Renoir. Llegan después los campos anegados de escarcha de Camille Pissarro o el inquietante retrato de La casa del ahorcado de Paul Cézanne (1873). Las dos salas finales son una apoteosis del impresionismo: La clase de danza (1876), de Edgard Degas, es el mejor cierre posible.

El País 14-1-10

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Fundacion Mapfre visita virtual

1/13/2010

La Fundació Miró incorpora 17 nuevas obras del artista



Fuente: La Vanguardia 13-1-10

La fundación Miró abre una sala con obras donadas por la familia del artista


La apertura de la sala octogonal coincide con la nueva presentación de la colección permanente La sala octogonal de la Fundació Miró recupera su arquitectura original y desde ayer se ha convertido en una suerte de capilla para contemplar, con luz tenue, las obras que la familia del artista ha cedido al museo barcelonés. "Son obras en papel que sólo habían sido expuestas una vez, en una de las exposiciones inaugurales del Georges Pompidou de París en 1978", dice Emili Fernández Miró, el nieto mayor del artista, para quien, "el hecho de que sean obras sobre papel, un material delicado, obliga a una iluminación casi de penumbra, lo que da a la sala un aspecto similar a la gruta en la que meditaba san Juan de la Cruz, un poeta por el que Miró sentía devoción".

Las 17 obras llenan uno de los huecos más importantes de la colección del centro, los años 30 y 40. Entre ellas, destaca Personatge (1934), un pastel de colores terrosos, que pertenece a una de las series más oscuras y ácidas de Miró, con personajes feroces y una violencia sombría. De las 15 obras de la serie, sólo había una en España, cedida a Barcelona por el coleccionista japonés Katsuta. Esta obra, junto con Personatge sobre fons vermell (1939) son las únicas de la donación que han sido intercaladas en las salas de la colección permanente (la número 17) y no en la sala octogonal.

"Miró dio mucha importancia a su obra en papel", dice Emili Fernández Miró. "Para él era el principio de todo, desde sus dibujos cuando tenía doce años a los bocetos preparatorios de sus telas mayores y para esta cesión-donación hemos elegido obra en todas las técnicas, lápiz, gouache, acuarela, tinta...".

La década de los 30 fue una de las más trágicas para el artista. En 1927 quiso asesinar la pintura y ensayó los collages o el ready-made. "Fue una revuelta contra un estado mental y contra las técnicas tradicionales de pintura que más tarde se juzgarían como moralmente injustificables. El rechazo a hacer cosas bonitas me empujó a usar los materiales más sórdidos e incongruentes posibles", confesó Miró. Más adelante, en los convulsos años de la preguerra, sus obras se iluminaron con una luz apocalíptica y figuras grotescas que vagaban enloquecidas por espacios desiertos. Fue un grito de angustia que puede verse en la citada Personatge de 1934 y en L'été (1937), un gouache que parece arder, dibujado el mismo año en que participaba con el mural El segador en la exposición del pabellón republicano en París.

Las obras cedidas permiten contrastar también el lenguaje de Miró en los años de la guerra española y la mundial (en 1940/41 realizó sus Constéllations) , y la de su regreso , discreto, a España, en 1942, a Mallorca, un lugar cercano y alejado de la peligrosa Barcelona. En uno de ellos se ve a una niña –saltando a la comba (su única hija Maria Dolors tenía entonces 12 años) y en otro, la mujeres nocturnas mironianas junto a una serpiente voladora, símbolo de unión entre la tierra y el cielo, y una estrella iluminada como un sol de fuego.

La apertura de la sala octogonal coincide con la nueva presentación de la colección permanente. El recorrido no cambia. Comienza con los grandes tapices y la escultura y, a partir de ahí, sigue el itinerario cronológico, sin más variantes que la inclusión de las dos obras de los años 30 citadas y que el tríptico que colgaba en la sala octogonal L'esperança del condemnat a mort, el círculo de la vida que queda interrumpido por la muerte (dedicado a Puig Antich) pasa a las reservas del museo. Rosa Maria Malet señaló que ningún museo expone todas las obras que posee.

Lo novedoso es la mejor iluminación de las salas, que permiten una mejor contemplación de las obras, y la colocación de paneles informativos en cada espacio, contextualizando la vida y la obra de Miró. También se ha añadido un audiovisual sobre la figura del artista en el sótano, donde están expuestas las obras de los amigos artistas de Miró. Rosa Maria Malet señaló que uno de los objetivos de la nueva presentación era facilitar más información a los visitantes y ofrecer la faceta humana del artista. Malet dijo que el tamaño de los tapices y de la escultura obligaba a ubicarlos en las salas iniciales.

A la inauguración asistió el conseller de Cultura, Joan Manuel Tresserras, cuyo departamento ha contribuido con dos millones de euros a los trabajos de mejora del edificio y de las instalaciones del centro.

Una fundación que no quiere ser estática
Joan Miró, que hasta el último momento quiso mantener su espíritu inconformista, dejó escrito que no quería que su fundación fuera un centro estático, por eso la llamó Centre d'Estudis d'Art Contemporani. Rosa Maria Malet, que fue nombrada directora en funciones en 1982, es quizá una de las directoras de museo de mandato más longevo. En estos años, ha logrado dos ampliaciones del edificio de Sert y el enriquecimiento de las colecciones mediante donaciones de coleccionistas o de amigos del artista catalán. Entre los retos que tiene ahora está el de mantener ese dinamismo constante que el artista quiso reflejar en los estatutos de su fundación.


La Vanguardia 14-1-10

+ info:
http://fundaciomiro-bcn.org/

La Gioconda tenía colesterol alto


La Gioconda tenía el colesterol alto, esa es la conclusión a la que llegó Vito Franco investigador y profesor de la cátedra de Anatomía Patológica de la Universidad de Palermo, Italia.

La Gioconda, cuadro pintado por Leonardo Da Vinci, sigue generando interrogantes y es objeto de infinidad de estudios. Al parecer la modelo que Leonardo Da Vinci retrató, habría muerto joven de un infarto y esto se debería a que tenía hipercolesterolemia.

Analizando las características físicas de la mujer identificó signos de acumulación de ácidos grasos bajo la piel que denotan niveles de colesterol altísimos y que además presentaba un lipoma –tumor benigno- en el ojo derecho.

Vito Franco comenta “La enfermedad existe dentro del cuerpo; la gente retratada en el arte revela su aspecto físico, los cuadros nos hablan de su vulnerabilidad humana"

Pero la Gioconda no fue la única obra de arte analizada por el estudioso, también lo ha sido una representación de Miguel Ángel mediante el análisis de su imagen en La escuela de Atenas de Rafael, sobre el artista, Vito Franco argumenta que este habría padecido cálculos renales por sus notorias rodillas hinchadas.

El Retrato de joven de Botticelli muestra según Vito Franco que el protagonista padecía el síndrome de Marfan, enfermedad genética que hace que los miembros del que la padece sean más largos de lo normal.

http://www.reportajes.org



1/11/2010

Neandertales y humanos modernos tenían la misma capacidad intelectual


Un estudio en yacimientos de Murcia muestra que los homínidos extinguidos ya adornaban su cuerpo antes de que llegara a Europa el 'Homo sapiens'

La capacidad intelectual de los neandertales en Europa era similar a la de los primeros humanos modernos en África, según un estudio que publica hoy la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Es la conclusión a la que ha llegado un equipo de científicos tras analizar las conchas marinas perforadas encontradas en la Cueva de los Aviones y en la Cueva Antón, ambas en Murcia. Además de su uso como colgantes, el análisis de los pigmentos hallados junto a las conchas sugiere que tuvieron un uso cosmético. Los científicos señalan que ésta es la primera vez que se reconoce en los neandertales la práctica de ornamentación del cuerpo, que los arqueólogos consideraban hasta ahora una conducta y un pensamiento simbólico característicos de los humanos modernos.

"Esta es la primera prueba concluyente de que hace unos 50.000 años -diez milenios antes de que se registrara la llegada de los seres humanos modernos a Europa procedentes de África - el comportamiento de los neandertales ya estaba simbólicamente organizado", ha afirmado Joao Zilhao, profesor del Departamento de Antropología y Arqueología de la Universidad de Bristol, en Reino Unido.

Según los autores del estudio, en el que han participado antropólogos españoles, portugueses y franceses, en las cuevas de Murcia se encontraron conchas perforadas del molusco Spondylus gaederopus que contenían residuos de pigmentación roja hecha con lepidocrocita y mezclada con hematita y pirita. Señalan que los elementos que forman este tipo de piedras son negros y reflectantes, lo que sugiere que con su uso se buscaba un resultado cosmético. Asimismo, en la Cueva de los Aviones se hallaron concentraciones de un colorante amarillo, que probablemente se utilizó en cueros u otros materiales, y que estaba constituido por natrojarosita, un mineral de hierro también usado mucho después como cosmético en el Antiguo Egipto.

Según los científicos, ya se habían descubierto materiales similares en yacimientos vinculados a los neandertales, pero se creyó que habían sido robados por los neandertales a los Homo sapiens modernos o constituían una especie de imitación.

Ya antes Zilhao y sus colegas habían asegurado que se trataba de objetos neandertales genuinos que demostraban una evolución independiente. Según el antropólogo, "las pruebas encontradas en Murcia eliminan las últimas nubes de incertidumbre que ponían en duda la capacidad intelectual de los neandertales".

Zilhao ha añadido que, "cuando se considera la naturaleza de los intercambios culturales que ocurrieron entre neandertales y seres humanos modernos en el momento de contacto en Europa, debemos reconocer que ambos habían llegado a niveles de desarrollo cultural idéntico".

El País 11-1-10

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Un viaje a la mente del paleolítico

Halladas nuevas tumbas de los constructores de las pirámides


Desde hace una década, cuando en 1990 y siguiendo la tradición de los hallazgos fortuitos (el caballo de un turista estadounidense tropezó con una estructura semienterrada) el arqueólogo Mark Lehner y el secretario general de antigüedades egipcio Zahi Hawass descubrieron en Giza el cementerio de los constructores de las grandes pirámides, se sabe que esos inmensos monumentos no los construyeron esclavos a latigazos, como nos ha acostumbrado el cine a creerlo (ni los judíos, ni los atlantes, ni los extraterrestres), sino trabajadores egipcios libres.

Ahora, tras bastante tiempo sin noticias de esa zona, donde se calcula que sólo se ha excavado el 5% del yacimiento, el ministro de Cultura egipcio, Farauk Hosni, acaba de anunciar el hallazgo de nuevas tumbas de los obreros que edificaron las pirámides de Keops y Kefrén (las dos más antiguas de Giza), en la Cuarta Dinastía, hace más 4.500 años. Las tumbas han sido descubiertas por un equipo egipcio dirigido -cómo no- por Hawass. "Es la primera vez que hallamos tumbas como las de 1990", ha dicho el poderoso e ubicuo jefe de la arqueología egipcia, que ha recalcado que estos enterramientos arrojan más luz sobre la primera época de la Cuarta Dinastía y aportan más pruebas de que el trabajo en las pirámides no era forzado.

Para Hawass, el hecho de que las tumbas de los trabajadores estén en la misma área sagrada y ceremonial de Giza -se encuentran al sur de las pirámides y la Esfinge, en las alturas sobre ésta, pasado el uadi principal- indica que la gente enterrada no eran en absoluto esclavos. "No se hubiera permitido enterrarlos en las cercanías de los faraones", subraya.

21 cabezas de ganado y 23 ovejas

La tumba más importante de las encontradas ahora pertenece a Idu. Es de estructura rectangular con una cubierta externa de ladrillos de barro cubierta con yeso. Posee numerosos pozos funerarios y nichos. La parte superior de la tumba tiene forma abovedada, simbolizando la colina eterna en la que la creación comenzó, según la tradición religiosa de Menfis. Esa característica confirma, dicen los especialistas, que la tumba se construyó a inicios de la Cuarta Dinastía. Al oeste de la tumba de Idu se ha excavado otro grupo de sepulcros de obreros y los restos de ataúdes, y al sur otra tumba grande también con pozos de enterramiento que contenían cada uno un esqueleto con abalorios de arcilla.

Según Hawass, las familias de Egipto enviaban cada día 21 cabezas de ganado y 23 ovejas para alimentar a los trabajadores. Para el director de las excavaciones, esta aportación no era en concepto de impuesto sino como una libre colaboración para lo que se veía, dice, como un gran proyecto nacional. Los trabajadores no excedían de los 10.000 (en contra del testimonio Heródoto, que cita 100.000), rotaban cada tres meses y los que morían durante el proceso de construcción eran enterrados en la zona.

Los hallazgos de 1990 comenzaron con el descubrimiento del muro de ladrillo -que fue con lo que tropezó el caballo del turista- de la capilla funeraria de Ptahshepsesu. Hasta ahora se conocían 30 tumbas de capataces y unas 600 de trabajadores. Las de estos últimas son muy modestas y de diferentes formas. En los cuerpos de los trabajadores sepultados se ha podido documentar el duro trabajo que estos realizaban. Los restos humanos presentan evidencias de artritis degenerativa en la zona lumbar y en las rodillas -resultado de levantar grandes pesos- y también haber recibido tratamientos de emergencia a pie de pirámide, como si dijéramos: recolocación de huesos rotos (sobre todo cúbito, radio y peroné). Incluso hay dos casos de amputaciones. La media de edad de los difuntos es de 30-35 años. Dos de las mujeres enterradas padecían enanismo.

Aparte estaban las tumbas de personal de más estatus, según muestran sus títulos: "Supervisor de los albañiles" o "director de los artesanos". Estas tumbas son de mayor calidad y de varias se han recuperado estatuas. Algunas pertenecen a personajes deliciosamente cotidianos, como Nefertjetjes, director de la panadería de los obreros. Destaca la tumba de Petety porque muestra una estupenda maldición: "El cocodrilo, el hipopótamo y el león se comerán a aquel que haga algo malo a mi tumba". La advertencia no sirvió de mucho porque al encontrar el sepulcro la momia ya había desaparecido y no probablemente porque se hubiera marchado sola.

El País 11-1-10

1/04/2010

Estatuas pintadas de arco iris


Una muestra en el Museo Arqueológico Regional recuerda que algunas grandes obras de la antigüedad lucían vivos colores, aunque hoy se hayan perdido

La Venus de Milo, la Victoria de Samotracia y la Dama de Elche lucieron colorido propio durante siglos. También lo mostraron el Partenón de Atenas y los vestigios romanos de Complutum, a 35 kilómetros de Madrid. Aquella sinfonía cromática resulta invisible hoy. Pero con restos microscópicos extraídos pacientemente de los pigmentos que en su día decoraron la estatuaria clásica, la ciencia ha logrado recuperar casi al completo aquel arco iris. Y el Museo Arqueológico Regional muestra su pletórica vivacidad en una exposición recién inaugurada que permanece abierta hasta abril en su sala claustral.

Si la pátina que en su día bañó los divinos torsos y las misteriosas combaduras de los ciclópeos fustes de la Acrópolis ha desaparecido hoy, ello no significa que durante centurias carecieran de un abanico de resplandecientes colores propios. Desgraciadamente, a la erosión cromática derivada del carácter orgánico de los pigmentos naturales se unió la moda, instaurada en el Renacimiento por Miguel Ángel y Canova, de esculpir sobre superficies marmóreas de nívea blancura, método que signó la escultura desde entonces casi hasta nuestros días.

Pese a todo, el cromatismo acompañó al arte durante la antigüedad. Así lo demuestra de modo fehaciente El color de los dioses con un relato plástico y ameno, que llega a España de la mano de Vinzenz Brinkmann, director del museo Leibighaus de Francfort.

Socios en España de Brinkmann han sido el catedrático Manuel Bendala y un equipo del museo regional alcalaíno que regenta el paleontólogo y arqueólogo Enrique Baquedano. Ellos han seleccionado obras maestras en clave hispana, como la Dama de Baza o la estela romana de la Lutatia Lupata de Mérida, para explicar la evolución cromática de la estatuaria clásica en España y corroborar así la proposición del comisario alemán: Brinkmann ofrece al visitante un recorrido que cruza ante modelos de estatuaria clásica sobre los que se aplicaron los colores que, casi con toda certeza, en su día tuvieron. Y esos modelos van desde copias de un jinete persa o una koré, muchacha griega, hasta las de arqueros, aurigas, cazadores y hacheros encaramados en los frontones de los más excelsos templos de la antigüedad.

Cuarenta de ellos han sido aquí cromáticamente recreados con su colorido original: leones de melena azul, emperadores con cabello castaño sobre orejas de soplillo; diosas con cenefas o tiras bordadas verdes sobre sus faldas rojas encendidas... Emociona saber cómo fueron mirados y vistos en su entonces. Pero surge una pregunta inesquivable: ¿cómo Brinkmann y otros investigadores pioneros en desvelar el enigma cromático del clasicismo pudieron averiguar cuál fue el color exacto que bañaba, por ejemplo, la cota de malla de Alejandro el Grande, cuyo cuerpo se nos muestra hoy en una estela hallada en Sidón (Líbano) descolorido como en tantas otras esculturas de la etapa helenística? La respuesta es la siguiente: el ojo humano no puede percibir que en el resquicio de una moldura o en el más intrincado pliegue del peplo de una musa griega se esconden aún y resisten desde hace siglos, en ocasiones más de 3.000 años, restos de pigmentos naturales con los cuales fueran bañados tantos grupos escultóri-cos. Los pigmentos cristalizan en tamaños variables, siendo los más finos los más persistentes y los gruesos, más vulnerables; unos y otros se quedan fijados a las rajaduras del mármol; pero todos ellos sufren una erosión de distinta intensidad que deja una serie de huecorrelieves detectables mediante luz concentrada aplicada de forma rasante.

La visita se muestra llena de documentada plasticidad, dentro de un relato en el que se exhiben además 80 piezas.

El color de los dioses. Museo Arqueológico Regional. Plaza de las Bernardas, s/n. Alcalá de Henares. Horarios: de martes a sábado, de 11.00 a 19.00; domingos y festivos, de 11.00 a 15.00. Entrada gratuita. Hasta el 30 de abril.

4/1/10 El País


1/03/2010

Halladas bajo Jerusalén las calles de Herodes por las que Jesús transitó


Los arqueólogos han logrado llegar al suelo original del monte Moria, donde Abraham preparó el sacrificio de su hijo Isaac y que compró el rey David para construir un templo que levantaría su hijo Salomón hace unos 3.000 años | Los musulmanes, que niegan el Templo, no dejan investigar en la plaza de las mezquitas | El Templo sustituyó al Tabernáculo que guardaba las Tablas de la Ley o el Arca
El Muro de las Lamentaciones, uno de los lugares sagrados, emblemáticos, y por lo tanto más fotografiados de Jerusalén, es el fragmento visible de uno de los grandes secretos arqueológicos que guarda la ciudad santa por excelencia. El Muro, espacio central de rezo del judaísmo, testimonio presente del bíblico Templo de Salomón, emerge como un iceberg cuya parte subterránea es un impresionante yacimiento histórico en el que trabaja sin descanso la mejor arqueología internacional. Bajo los pies de los visitantes de la plaza del Muro y de sus callejuelas adyacentes, a más de 20 metros bajo tierra, discurren otras calles por las que un día transitó Jesús de Nazaret. Es otro mundo. Un universo secreto que día a día sorprende incluso a los propios excavadores y que encierra el colosal y sin embargo desconocido Muro occidental del Templo.
Los arqueólogos, trabajando en el subsuelo de Jerusalén a la luz de unas lámparas que sugieren una fantástica escena de película de aventuras, han logrado llegar al suelo original del monte Moria, donde Abraham preparó el sacrificio de su hijo Isaac y que compró el rey David para construir un templo que levantaría su hijo Salomón hace 3.000 años aproximadamente. Y, unos metros por encima de ese suelo original, han encontrado las calles de Herodes.

El Muro de las Lamentaciones atrae anualmente a miles de personas, muchas a la búsqueda de una experiencia espiritual, casi sobrenatural. Entre los visitantes se encuentran turistas de todo el planeta, religiosos de todo tipo y también dos grupos humanos muy especiales: los visitantes que más tarde se verán afectados por el síndrome de Jerusalén y los arqueólogos. El síndrome de Jerusalén es una psicosis que afecta a ciertos individuos que visitan la ciudad y según la cual el que la sufre se identifica con un personaje del Antiguo o del Nuevo Testamento. Por fortuna, no es grave. Tiene cura. Sin embargo, la pasión y dedicación de aquellos que trabajan como arqueólogos en el Muro de los Lamentaciones no parece tenerla. Es más, la dedicación es plena, 24 horas al día. Este segundo síndrome de Jerusalén, la pasión por la arqueología, se apoderó de Avi Salomon, arqueólogo en jefe de las excavaciones en el Muro, en la zona que en inglés se conoce como Western wall, muro occidental. "Excavar aquí es una labor que no tiene fin, tan sólo depende del presupuesto", aseguró a La Vanguardia el profesor Avi Salomon. Y sabe bien de lo que habla.

Lugar sagrado para judíos y musulmanes por su situación geográfica, el Muro de las Lamentaciones que conocemos y que se puede ver hoy en día es de hecho "tan sólo parte del muro occidental; una de las cuatro murallas que protegían el denominado Segundo Templo, construido bajo mandato del rey Herodes, algo más de dos mil años atrás", explica Salomon. Fue en el año 70 de la era cristiana cuando los romanos se encargaron de destruirlo, no así la parte inferior de los muros, que sigue en pie. Dichas murallas fueron restauradas ya en el siglo VII por los musulmanes, si bien en la actualidad tan sólo son visibles apenas unas decenas de metros de la parte occidental. Se trata de la parte sur del muro occidental que protegía el templo; un templo maldito que siempre ha sufrido destrucción. Y es que templo y muralla han sido, a lo largo de la historia, testigos de batallas, guerras y de sangre, mucha sangre. Es puro Antiguo Testamento. Por eso para el judaísmo el Templo de Jerusalén fue el santuario del pueblo de Israel que sustituyó al Tabernáculo que guardaba las Tablas de la Ley de Dios, la vara de Aarón y un pan de maná dentro del Arca de la Alianza. Y luego el Templo, fue levantado y destruido, nuevamente erigido y derrumbado mientras, paralelamente, su muro ha sido objeto de luchas y deseos por poseerlo, causante de la división entre dos mundos, de dos maneras de entender la vida. Y es que el muro es mucho más de lo que se observa a simple vista.

De hecho el monte donde estaba el Templo ahora ubica la magnífica Cúpula de la Roca y la mezquita de Al Aqsa, sagradas para los musulmanes que niegan la mayor, es decir; la mera existencia del Templo de Salomón.

Explica Avi Salomon que "el primero que inició las excavaciones en la zona del muro fue un joven inglés de tan sólo 27 años, Charles Warren, entre los años 1867 y 1871. Su finalidad era excavar en el monte del templo, pero no recibió permiso (musulmán)". Con el transcurso de los años nada ha cambiado en este sentido. Nadie ha recibido la autorización árabe para excavar en la zona de las actuales mezquitas. Únicamente es posible en los aledaños, que es donde han aparecido calles del tiempo de Herodes. "Lo interesante es que los árabes niegan la existencia del templo y yo les digo: excavemos y veamos. Y dicen: no. Creo que si se niegan es que tienen algo que ocultar", deduce Salomon, que, pese a ser una persona religiosa, se autodefine por encima de todo como un hombre de ciencia.

Charles Warren, junto a otro británico, Charles Wilson, dejó constancia de su trabajo en textos e ilustraciones que hoy día siguen utilizando los arqueólogos. "Tras esos primeros años casi nadie se interesó por este lugar. Pero en 1967, después de la guerra de los Seis Días, cambió", argumenta el arqueólogo jefe.

Tras aquel conflicto, Israel anexionó Jerusalén y el objetivo pasó a ser entonces descubrir el Muro en toda su extensión hacia el norte, aproximadamente medio kilómetro de construcción.

"Lo que sucede es que con cada piedra que se levanta salen a la luz años de historia y ese objetivo inicial se va transformando al ir encontrando otra multitud de antiguos aposentos, arcadas, puentes. Por ello decidimos abrir al público los trabajos de excavación. Nuestro objetivo ahora es llegar a dejar al descubierto todo el nivel de la época del segundo templo. Con ese fin trabajamos", explica el arqueólogo Avi Salomon.

Para valorar correctamente el impacto emocional que suponen estas excavaciones es preciso saber que para el judaísmo todo tiene sus orígenes en el monte Moria. Allí es donde se sitúa, de acuerdo con la tradición e historia judía, la Piedra Fundacional y el inicio del mundo. Es en el citado monte donde, 3.000 años atrás, el rey Salomón, siguiendo los pasos de su padre David, erige el primer templo como un hogar para Dios. Históricamente este primer templo es casi una incógnita, en tanto que "prácticamente carecemos de información del mismo en la actualidad", explica Michael, guía de las excavaciones.

Lo que sí se sabe es que el templo fue destruido por el pueblo babilónico 400 años más tarde, tras lo cual Herodes comenzó su gran proyecto: elevar un segundo templo, notablemente más ostentoso y ambicioso. Para ello niveló la montaña, lográndolo gracias a 10.000 trabajadores a lo largo de 10 años y construyó las cuatro murallas (entre ellas el muro occidental) como muros de contención. Los restos de los mismos son los que hoy pueden visitarse en la vertiente oeste. Caracteriza la arquitectura de Herodes el hecho de que cada fila de rocas estaba situada unos dos centímetros atrás que la inferior, con la finalidad de obtener una sensación vertiginosa al alzar la vista.

Ahora, en la explanada don-de supuestamente existió el Segundo Templo y la Piedra Fundacional, se alzan dos importantes edificaciones musulmanas: la mezquita de Al Aqsa y la cúpula de la Roca, ambas del siglo VII. A los arqueólogos les fascinaría tener la posibilidad de conocer qué yace bajo ellas. Pero esa ya es otra compleja historia. "Con cada piedra que se levanta salen a la luz años de historia"
La Vanguardia 3/1/10
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1/02/2010

La revancha del barroco


Nápoles pone a la vista lo mejor de su amplio repertorio del barroco a través de media docena de exposiciones y una serie de obras restauradas, en itinerarios urbanos que refuerzan su identidad

Seis exposiciones en otras tantas sedes museales históricas (que de por sí solas, ya valen el viaje), centenares de obras (pinturas, dibujos, esculturas, muebles, joyas, tejidos, cerámicas y porcelanas) y 51 itinerarios urbanos y regionales en los lugares del barroco (iglesias, cartujas, palacios y jardines), conforman Retorno al Barroco. De Caravaggio a Vanvitelli, el más completo e importante proyecto de investigación y difusión de la producción artística en la ciudad de Nápoles a lo largo de 150 años, entre 1600 y 1750.

Treinta años después de la gran muestra sobre el barroco que tras el terremoto de 1980 dio la vuelta al mundo, Nápoles presenta un fascinante recorrido a través de historia, arte y arquitectura, que se propone restituir a la ciudad aquel conjunto de arte y cultura, símbolo de su originalidad y su identidad. "No se trata de una exposición filológica, estructurada por épocas y escuelas, sino de un gran proyecto territorial que, con el objetivo de recuperar la identidad napolitana, documenta los progresos de los últimos 30 años sobre aspectos, momentos y géneros de esta época de exuberancia y esplendor, cronológicamente comprendida entre la llegada de Caravaggio a Nápoles en 1606 y el regreso de Carlos de Borbón a España en 1759", explica Nicola Spinosa, el mayor especialista italiano de arte barroco, que fue durante más de dos décadas superintendente a las Bellas Artes de la región Campania.

Para preparar este proyecto expositivo, Spinosa y su equipo se han enfrentado a años de estudios y largas restauraciones, que ahora le permiten enseñar al público un gran número de obras prácticamente inéditas, muchas de las cuales han permanecido ocultas en los almacenes de las 220 iglesias que han sido cerradas (tan sólo quedan 80 abiertas) por la desidia, la falta de medios económicos y humanos, el expolio y el hurto sistemáticos, los desperfectos del terremoto nunca subsanados y las infiltraciones del alcantarillado, que amenazan con hundirlas. También hay muchas contribuciones de colecciones privadas y de importantes museos internacionales.

En la muestra Historias sacras y profanas de Caravaggio a Solimena 1606-1747, instalada en el Museo de Capodimonte, se ha reunido la gran mayoría de obras maestras de la pintura y el dibujo, incluida la célebre Flagelación de Cristo de Caravaggio, rescatada de la iglesia de San Domenico Maggiore, donde se libró de hasta tres intentos de robo. "La última vez se salvó sólo gracias a la ignorancia de los ladrones que descolgaron la copia de Andrea Vaccaro, expuesta justo enfrente. Desgraciadamente la ignorancia no les impidió sustraer muchas piezas de gran valor, incluidas las pesadas verjas del Settecento", indica Spinosa. El comisario utiliza los juegos de luces y sombras, las interpretaciones psicológicas de los personajes y la innovadora forma de representar el movimiento, como hilos conductores de una selección, que reúne un número excepcional de obras de Ribera, Artemisia Gentileschi, Luca Giordano, Bernini y Vanvitelli, entre otros.

Las restauraciones más espectaculares y difíciles, 35 pinturas y 20 esculturas, se exhiben en el castillo de Sant'Elmo, una fortaleza defensiva erigida en el siglo XIV, que Pedro de Toledo mandó reconstruir en 1537 al arquitecto valenciano Pedro Luis Escrivá, por encargo del emperador Carlos V. Escrivá fortificó todo el cerro de San Martino donde se encuentran también la cartuja y el museo homónimos, que dominan el golfo de Nápoles y dan fe de la riqueza intelectual y económica de las órdenes religiosas de la época. El conjunto se considera uno de los ejemplos más logrados del arte y la arquitectura barroca, gracias al talento y la inventiva del escultor y arquitecto Cosimo Fanzago, que lo enriqueció con obras como la Natividad de Guido Reni; los frescos de la Sala del Tesoro, considerados el testamento artístico de Luca Giordano; las telas triangulares de Jusepe de Ribera que coronan los arcos, y los muebles severos que los vidrios coloreados llenan de luz. En la profusión de piezas, destacan los exvotos de los monjes que se libraron de la peste de 1656, la memoria de la rebelión popular encabezada por Masaniello y el cementerio del claustro, rodeado por una balaustrada decorada con calaveras, meta obligada de los viajeros del Grand Tour.

El despliegue continúa con la muestra de arquitectura, urbanística y cartografía del Palacio Real y las artes decorativas del Museo Duca de Martina, también conocido como Villa Floridiana, donde las mayólicas catalanas y los vidrios españoles se mezclan con las porcelanas de Capodimonte, los bocetos en terracota de célebres grupos escultóricos, que emocionan por perfección y belleza, y los objetos profanos en plata, aún más preciosos por haberse librado de ser fundidos para financiar la guerra contra los franceses.

La influencia española, que recorre todas las vertientes del proyecto, se hace especialmente patente en el Museo Pignatelli, donde se exhibe una extraordinaria historia del bodegón, que Spinosa denomina naturaleza en posa, y no naturaleza muerta como es habitual. La escuela napolitana aligera los rasgos más pesados del barroco español y se aleja de las pinturas más frías y contenidas de los artistas nórdicos, con representaciones de exuberante vitalidad, que recuerdan la caducidad de la vida, con las flores marchitas, ocultas en los ramos deslumbrantes y las frutas maduras, tan realistas que consiguen transmitir la textura caliente, espesa y pegajosa de sus jugos.

La inmersión en el barroco tiene su contrapunto en el Madre (Museo d'Arte Contemporanea Donna Regina), donde la colectiva Barock-Arte, Ciencia, Fe y Tecnología en la Edad Contemporánea reúne a los artistas actuales (Maurizio Cattelan, Cindy Sherman, los hermanos Chapman, Damien Hirst, Anish Kapoor y Orlan, entre otros) que mantienen vivo el espíritu del siglo XVII en la actualidad.

Como en un puzle, cada muestra contribuye a construir la imagen de una ciudad barroca hasta la médula, no sólo en sus aspectos materiales, sino también en su historia contradictoria, entre vicios y virtudes, miseria y esplendor, gestas nobles y fechorías. Una ciudad que es fácil percibir como un amplio escenario, donde historia y mito, realidad y fantasía, tragedia y comedia, esperanza y decepción, se mezclan y entrecruzan en un continuun interminable, en el Seicento como ahora.

Fotogaleria El País

El Pais 2/1/10

+ info:

http://www.ritornoalbarocco.it/

http://www.museomadre.it/index.cfm