'La ciutat del Born' compara los hallazgos del barrio con los archivos y recrea la ciudad del XVII
Hallados 3.000 objetos, 41 casas y 700 palabras. Analizados 1.775 nombres, miles de actas notariales, oficios y juegos, juicios, apuestas, instrumentos de música, líos entre vecinos, armas, productos de droguería, homicidios. Siete años de trabajo. Un libro: La ciutat del Born.
Treinta años atrás, el historiador Albert Garcia Espuche hizo su tesis doctoral sobre la Barcelona del XVIII, y en el 2002 se encontró con su obra hecha piedra, polvo, yacimiento. Un trozo de la franja de ciudad bombardeada desde la Ciutadella en septiembre de 1714 por las tropas de Felipe V quedó destruida, sí, pero convertida en un almacén de datos para arqueólogos. En el 2002, cuando comenzó a construirse en el Mercat del Born la Biblioteca Provincial, aprovechando el edificio construido en 1876 por Josep Fontserè, apareció la Barcelona de 288 años antes.
Hoy, aquella trama urbana sepultada bajo las bombas, donde aparecieron orines de gato, las propias bombas o pipas para tabaco, es una lección de historia catalana, española y europea, pero también de arquitectura, urbanismo, lingüística y vecindad.
En realidad, García Espuche ha reescrito no sólo su tesis, también la historia de la ciudad. Son 661 páginas, recién editadas por el Museu d'Història de Barcelona y el Institut de Cultura y subtituladas Economia i vida quotidiana a Barcelona (segles XIV a XVIII), que trazan una historia en vertical, de lo micro a lo macro, y viceversa.
Algunos de estos datos no proceden del yacimiento del Born, sino del archivo del Col · legi de Notaris, el segundo de Europa en importancia, con el que se ha podido contrastar toda la trama desvelada en la excavación. Ese fondo contiene más de un millón de documentos, papeles de casi cualquier trámite de la Catalunya medieval o moderna. Muchos de los que hoy se generan en ayuntamientos y juzgados.
El compendio de documentos ofrece muchísima información acerca de alquileres, deudas, compraventas, del trabajo femenino, de los productos de droguería (riquísima información, con decenas de productos referenciados, que ofrecen datos sobre el tipo de vida y de economía del momento), la confitería que consumían los barceloneses (y cómo, a fines del XVII, se introducen el café, la vainilla y el chocolate), el comercio del hielo, el funcionamiento de la res publica, los gremios (con especial atención a los oficios textiles), las fiestas populares, las oficiales, la importancia de los tutores (que en algunos casos suplantaban a los padres), la intimidad de los hogares, los ciegos (generalmente músicos), el llamado "encanto de los bienes del difunto", con los que se pagaban deudas, de manera que "se reutilizaba absolutamente todo"… dice Garcia Espuche. Todo ello ha podido ser contrastado con los hallazgos arqueológicos. Por ejemplo: se ha visto que en la calle del Rec Comtal estaba la casa Duran, y cómo esta familia "se forró" con el comercio de tabaco, explica Garcia Espuche, porque "se fumaba mucho", y cómo el del tabaco fue un comercio - nuevo, incipiente-importante en la época. Cientos de preciosas pipas aparecieron en el Born, y serán una pieza agradecida en la futura museización del yacimiento.
En la disección de toda esta información han trabajado con Garcia Espuche alrededor de cuarenta especialistas y, aparte de La ciutat del Born, está propiciando una deliciosa colección de obras sobre los juegos, la danza y la música o la jardinería de la Barcelona moderna. Uno de los que están en preparación es sobre el léxico descubierto gracias a esta investigación: ¿qué era aigua garrapinyada?¿Y arcata?¿Galoniel?¿Escarraman?¿Verdugado?¿Carbe?¿Axungre?¿Sal de compas?El libro recoge todos los vocablos aparecidos en la investigación y marca aquellos para los que, en el contexto en que se hallan, no hay un significado conocido, ni siquiera en diccionarios etimológicos.
Para el jefe de la investigación, la conclusión más relevante es que "del siglo XVII, entendido como el periodo 1550-1714, y del que hay poca investigación, siempre se ha dicho que no fue un periodo interesante y que hubo decadencia: sólo se construyó la tesis de un tópico negativo falso, pero no es así: no hubo decadencia. Hubo cambio, y crisis en el sentido de cambio, y reconstrucción. Aquí se da el primer paso, clarísimo, hacia la modernidad".
Para Garcia Espuche, en el viejo barrio del Born se reflejaban algunas de las cualidades de la ciudad, era algo así como la "síntesis" de la ciudad y de su carácter: "En Barcelona, la unanimidad y el consenso siempre han sido valores que tener en cuenta. En esta ciudad los nobles no ostentaban riqueza y en el paseo del Born, que debió ser la plaza mayor de Barcelona, se juntaban clases diversas; el carnaval, por ejemplo, que era el más importante de Europa". "Se baylava hasta media noche y aun mas, en fin parecia se havia buelto loca la gente toda", recoge el libro, de un anónimo, sobre la fiesta del disfraz.
No es casualidad, así, que el mercado se levantara en 1876 en este lugar. "El mercado ocupa un punto que es cruce de muchas cosas: el sector comercial alrededor de Santa Maria del Mar; el de la pesca, que estaba donde hoy está la estación de França; y el industrial, que quedaría en los márgenes de la Ciutadella. Por eso el Born explica muy bien qué era Barcelona en aquel momento". "No conozco otro yacimiento igual, es insólita la cantidad de cosas que cuenta. Porque no habla de una familia o una casa, habla de todo un tejido social". En los apéndices, los historiadores han recogido los nombres y ocupaciones de 1.775 personas: "Lluís Lluna, taverner"; "Bernat López, negociant valencià"; "Jaime Guimerà, boter"; "Josep Major, mariner"… Garcia Espuche remarca que, en la Barcelona de 1700, apenas nadie tenía los cuatro abuelos de la propia Barcelona.
"Hay historia de la ciudad, de la política española y europea de la época y también historia económica, pero es que también es un gran El cor de la ciutat",explica muy gráficamente Garcia Espuche, que defiende la historiografía que no se ocupa sólo de lo macro, de la abstracción, sino que focaliza en lo concreto, en los individuos, en las rencillas de escalera. El libro cuenta la muy universal y contemporánea historia de dos chicos - Anton Corrales y Miquel Font-a quienes gustaba la misma mujer: la "noia de la finestra", cuya madre - contextualiza-había sido "asotada per alcavota". La disputa acabó a tiros y con la muerte de Font, por lo que Corrales había acabado refugiado en un convento, buscando la inmunidad eclesiástica. La ciutat del Born recoge todas las vicisitudes del juicio contra Corrales del 25 de abril de 1710, y que supone una deliciosa historia de derecho. "¡Es que los oyes hablar!", se emociona Garcia Espuche.
En la excavación que se hizo del viejo mercado - cerrado desde los años 70 y destinado a reconvertirse en la nueva Biblioteca Provincial de Barcelona-aparecieron unos 3.000 objetos; objetos o fragmentos, pero tesoros arqueológicos en cualquier caso. No todos se conservarán. Los que se decida mantener, o una parte de ellos, se exhibirán en el espacio arqueológico en que se va a convertir el museo. El subsuelo, la Barcelona del 10 de septiembre de 1714, la de antes de la rendición frente a Felipe V, será visitable. En el nivel actual de calle - aquel trozo de la ciudad estaba unos tres metros por debajo-,y una vez dentro del recinto comercial, el visitante verá desde una suerte de "terrazas", a sus pies, el yacimiento. Las cuatro esquinas del mercado tendrán otros tantos usos: por una de ellas se accederá al subsuelo, otra acomodará una exposición permanente, otra contará con estructura para celebrar encuentros o actos públicos o científicos y la última será algo así como plaza pública.
7/3/10 La Vanguardia
Artículos relacionados:
http://ballartblog.blogspot.com/2009/12/el-paseo-del-born-era-la-plaza-mayor-de.html
Hallados 3.000 objetos, 41 casas y 700 palabras. Analizados 1.775 nombres, miles de actas notariales, oficios y juegos, juicios, apuestas, instrumentos de música, líos entre vecinos, armas, productos de droguería, homicidios. Siete años de trabajo. Un libro: La ciutat del Born.
Treinta años atrás, el historiador Albert Garcia Espuche hizo su tesis doctoral sobre la Barcelona del XVIII, y en el 2002 se encontró con su obra hecha piedra, polvo, yacimiento. Un trozo de la franja de ciudad bombardeada desde la Ciutadella en septiembre de 1714 por las tropas de Felipe V quedó destruida, sí, pero convertida en un almacén de datos para arqueólogos. En el 2002, cuando comenzó a construirse en el Mercat del Born la Biblioteca Provincial, aprovechando el edificio construido en 1876 por Josep Fontserè, apareció la Barcelona de 288 años antes.
Hoy, aquella trama urbana sepultada bajo las bombas, donde aparecieron orines de gato, las propias bombas o pipas para tabaco, es una lección de historia catalana, española y europea, pero también de arquitectura, urbanismo, lingüística y vecindad.
En realidad, García Espuche ha reescrito no sólo su tesis, también la historia de la ciudad. Son 661 páginas, recién editadas por el Museu d'Història de Barcelona y el Institut de Cultura y subtituladas Economia i vida quotidiana a Barcelona (segles XIV a XVIII), que trazan una historia en vertical, de lo micro a lo macro, y viceversa.
Algunos de estos datos no proceden del yacimiento del Born, sino del archivo del Col · legi de Notaris, el segundo de Europa en importancia, con el que se ha podido contrastar toda la trama desvelada en la excavación. Ese fondo contiene más de un millón de documentos, papeles de casi cualquier trámite de la Catalunya medieval o moderna. Muchos de los que hoy se generan en ayuntamientos y juzgados.
El compendio de documentos ofrece muchísima información acerca de alquileres, deudas, compraventas, del trabajo femenino, de los productos de droguería (riquísima información, con decenas de productos referenciados, que ofrecen datos sobre el tipo de vida y de economía del momento), la confitería que consumían los barceloneses (y cómo, a fines del XVII, se introducen el café, la vainilla y el chocolate), el comercio del hielo, el funcionamiento de la res publica, los gremios (con especial atención a los oficios textiles), las fiestas populares, las oficiales, la importancia de los tutores (que en algunos casos suplantaban a los padres), la intimidad de los hogares, los ciegos (generalmente músicos), el llamado "encanto de los bienes del difunto", con los que se pagaban deudas, de manera que "se reutilizaba absolutamente todo"… dice Garcia Espuche. Todo ello ha podido ser contrastado con los hallazgos arqueológicos. Por ejemplo: se ha visto que en la calle del Rec Comtal estaba la casa Duran, y cómo esta familia "se forró" con el comercio de tabaco, explica Garcia Espuche, porque "se fumaba mucho", y cómo el del tabaco fue un comercio - nuevo, incipiente-importante en la época. Cientos de preciosas pipas aparecieron en el Born, y serán una pieza agradecida en la futura museización del yacimiento.
En la disección de toda esta información han trabajado con Garcia Espuche alrededor de cuarenta especialistas y, aparte de La ciutat del Born, está propiciando una deliciosa colección de obras sobre los juegos, la danza y la música o la jardinería de la Barcelona moderna. Uno de los que están en preparación es sobre el léxico descubierto gracias a esta investigación: ¿qué era aigua garrapinyada?¿Y arcata?¿Galoniel?¿Escarraman?¿Verdugado?¿Carbe?¿Axungre?¿Sal de compas?El libro recoge todos los vocablos aparecidos en la investigación y marca aquellos para los que, en el contexto en que se hallan, no hay un significado conocido, ni siquiera en diccionarios etimológicos.
Para el jefe de la investigación, la conclusión más relevante es que "del siglo XVII, entendido como el periodo 1550-1714, y del que hay poca investigación, siempre se ha dicho que no fue un periodo interesante y que hubo decadencia: sólo se construyó la tesis de un tópico negativo falso, pero no es así: no hubo decadencia. Hubo cambio, y crisis en el sentido de cambio, y reconstrucción. Aquí se da el primer paso, clarísimo, hacia la modernidad".
Para Garcia Espuche, en el viejo barrio del Born se reflejaban algunas de las cualidades de la ciudad, era algo así como la "síntesis" de la ciudad y de su carácter: "En Barcelona, la unanimidad y el consenso siempre han sido valores que tener en cuenta. En esta ciudad los nobles no ostentaban riqueza y en el paseo del Born, que debió ser la plaza mayor de Barcelona, se juntaban clases diversas; el carnaval, por ejemplo, que era el más importante de Europa". "Se baylava hasta media noche y aun mas, en fin parecia se havia buelto loca la gente toda", recoge el libro, de un anónimo, sobre la fiesta del disfraz.
No es casualidad, así, que el mercado se levantara en 1876 en este lugar. "El mercado ocupa un punto que es cruce de muchas cosas: el sector comercial alrededor de Santa Maria del Mar; el de la pesca, que estaba donde hoy está la estación de França; y el industrial, que quedaría en los márgenes de la Ciutadella. Por eso el Born explica muy bien qué era Barcelona en aquel momento". "No conozco otro yacimiento igual, es insólita la cantidad de cosas que cuenta. Porque no habla de una familia o una casa, habla de todo un tejido social". En los apéndices, los historiadores han recogido los nombres y ocupaciones de 1.775 personas: "Lluís Lluna, taverner"; "Bernat López, negociant valencià"; "Jaime Guimerà, boter"; "Josep Major, mariner"… Garcia Espuche remarca que, en la Barcelona de 1700, apenas nadie tenía los cuatro abuelos de la propia Barcelona.
"Hay historia de la ciudad, de la política española y europea de la época y también historia económica, pero es que también es un gran El cor de la ciutat",explica muy gráficamente Garcia Espuche, que defiende la historiografía que no se ocupa sólo de lo macro, de la abstracción, sino que focaliza en lo concreto, en los individuos, en las rencillas de escalera. El libro cuenta la muy universal y contemporánea historia de dos chicos - Anton Corrales y Miquel Font-a quienes gustaba la misma mujer: la "noia de la finestra", cuya madre - contextualiza-había sido "asotada per alcavota". La disputa acabó a tiros y con la muerte de Font, por lo que Corrales había acabado refugiado en un convento, buscando la inmunidad eclesiástica. La ciutat del Born recoge todas las vicisitudes del juicio contra Corrales del 25 de abril de 1710, y que supone una deliciosa historia de derecho. "¡Es que los oyes hablar!", se emociona Garcia Espuche.
La ciudad del 10 de septiembre de 1714
7/3/10 La Vanguardia
Artículos relacionados:
http://ballartblog.blogspot.com/2009/12/el-paseo-del-born-era-la-plaza-mayor-de.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario