Tenía entre 15 y 16 años, medía 1,60 de estatura, tenía una estructura esbelta y bellos rasgos faciales de tipo mediterráneo. Mantiene toda la dentadura, aunque con una caries, y no sufría enfermedades ni traumatismos que pudieran causarle la muerte. La causa de esta fue, probablemente, por complicaciones en el parto. Son algunas de las conclusiones de los últimos estudios científicos realizados a la momia conocida como la Dama de Kemet, del siglo II d.C., y que desde hace más de una década se expone en el Museu Egipci de Barcelona.
Hoy, en el Hospital Quirón, los doctores Félix Escalas y Xavier Lucaya, junto al director del museo, Jordi Clos, han presentado los resultados de un TAC Helicoidal con un dispositivo técnico de toma y procesamiento de datos de última generación que confirma los obtenidos en unos análisis anteriores realizados en 1998.
El nuevo estudio ha permitido realizar una nueva reconstrucción facial de la momia, esta vez con mucha mayor definición, lo que ha proporcionado mejores imágenes tridimensionales, y poder afirmar que su parecido con el retrato pintado en una tabla de madera que le cubre el rostro (característica de las momias halladas en el oasis de El Fayum) es "innegable".
Estatus elevado
Así, la imagen de la joven difunta, cuyo sofisticado proceso de momificación sugiere que pertenecía a un estatus social elevado, fue preservada para la posteridad, sobreviviendo a los siglos, tal como anhelaban los antiguos egipcios.
"En El Fayum se momificaba de forma peculiar –explica Clos–. El exterior se trata con una fina capa de yeso donde se dibujan dioses de la mitología egipcia, Isis, Osiris... que acompañan al difunto. Además, llevan un retrato con una cara que ahora podemos decir que es de la momia".
Dudas sobre su procedencia
El retrato es una "foto", afirma el doctor Escalas, quien recalca la importancia de que ninguna de las técnicas empleadas es invasiva, con lo que la momia se mantiene perfectamente vendada. "Es tierra virgen", apunta. Aunque se desconoce la procedencia de la momia, es probable que fuera del yacimiento arqueológico de El Hibeh, donde se hallaron momias similares.
Según el estudio, la momia no conserva los pies (seguramente se le rompieron durante alguna manipulación) y el húmero y el fémur son robustos, «correspondientes a una actividad física intensa», propia de las tareas de las mujeres en la época. Las pruebas han detectado además un orificio agrandado en el occipital por el que probablemente se le extrajo el contenido del cráneo durante la momificación.
Aunque en 1998 ya se intentó analizar el ADN pero fue imposible a causa del tratamiento de la momia con natrón durante la momificación. «Un diente sí serviría», explica Escalas, pero la momia está vendada y no se le puede extraer. Quizá el futuro traiga nuevas técnicas que aporten nueva luz sobre las incógnitas que aún restan.
El País 2-3-10
+ info:
http://www.museuegipci.com/
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