Tres inspectores llegan de París para examinar el estado del parque arqueológico
Hoy aterrizan en Pompeya tres inspectores de la Unesco. Tres funcionarios enviados desde París que en tres días van a examinar el estado de conservación del parque arqueológico, Patrimonio de la Humanidad desde 1997. Una misión de seguimiento y de salvación, ya que la ciudad romana sepultada por la erupción del Vesubio en el 79 d. C., y en la actualidad uno de los monumentos de la antigüedad clásica más importantes y visitados del mundo, está sufriendo graves y continuos daños. El 6 de noviembre se desplomó la Escuela de los Gladiadores, con sus valiosos frescos, justo en la calle principal de la antigua urbe, la de la Abundancia. Ayer se derrumbaron dos paredes (sin frescos ni decorados) en una bodega de la calle Strabiana (en el área de los teatros) y en otro edificio, detrás de la casa del Centenario. El martes, en el jardín de la Casa del Moralista (no accesible al público) cedieron seis metros del muro perimetral. Una agonía provocada por las lluvias intensas de las últimas semanas y el descuido de muchos años de mala gestión.
Mientras crecen las críticas de la opinión pública y la cuestión de Pompeya se convierte en materia de choque político (el Parlamento tiene pendiente una moción de censura al ministro competente, Sandro Bondi, presentada por el Partido Democrático, en la oposición), la superintendente de Pompeya, Jeannette Papadopoulos, lo minimiza: "Son derrumbes que pueden ocurrir en la vida de una vasta área arqueológica con más de 2.000 años y, sobre todo, debido a las condiciones climáticas que se viven estos días". Papadopoulos explicó ayer que no se pueden descartar nuevos derrumbes porque "Pompeya es una ciudad frágil y si continúa lloviendo así todos los muros que no están cubiertos están en peligro". La responsable del área arqueológica, al igual que hizo el ministro de Cultura, Bondi, pidió que estos desplomes "no generen alarmismo".
3/12/10 El País
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