10/20/2012

Nuevos restos arqueológicos revelan la importancia vinícola de Barcino

Alrededor de la Barcino romana, en el vasto terreno llano desde las murallas hasta el río Besòs, se cultivaron grandes extensiones de viñedos. En la actual frontera entre La Sagrera y Sant Martí, justo debajo del derribado Pont del Treball Digne, se producían hace unos veinte siglos miles de litros anuales de vino. Los ingresos que generaba este apreciado producto enriquecieron a los dueños de la cercana villa romana de La Sagrera y les permitieron construir la lujosa mansión rural, con mosaicos, que fue hallada accidentalmente en agosto de 2011. Así lo revelan las excavaciones que prosiguen en la zona y que ahora confirman el origen de la prosperidad de sus antiguos moradores.
Este setiembre los trabajos se han centrado en el área de elaboración y almacenaje del vino. Han aflorado estructuras para prensar la uva y se han delimitado varias dependencias de trabajo relacionadas muy probablemente con el procesamiento de vino. Destaca el ámbito con tres grandes fosas excavadas en el subsuelo y rodeadas de un perímetro de protección construido con piedra y adobe. Una de ellas ha sido ya excavada por completo y las dos otras lo serán en breve.
Estas fosas debieron albergar una prensa de madera –que no resistió al paso del tiempo–, que se apoyaba en las seis piedras equidistantes que se han hallado en el fondo y que servirían para estabilizar la estructura y repartir su peso. También habrían contenido las estructuras de contrapeso de las tres prensas, que casi con seguridad era del topo arca lapidum, basadas en cajas llenas de piedras y ampliamente documentadas por el científico romano Plinio el Viejo.
Estas tres fosas tienen bastante importancia arqueológica, no solo porque explican cómo se enriqueció la familia propietaria de la villa romana. Son muy similares a las dos grandes prensas romanas de vino documentadas y reproducidas en 3D en el yacimiento de Veral de Vallmora, que pueden visitarse en el Parque Arqueológico Cella Vinaria de Teià (Maresme). Esta población ha dedicado un completo espacio museizado solo a los restos de producción vinícola hallados, explicando su funcionamiento y relevancia histórica. En una veintena de yacimientos de Catalunya, muy especialmente en la región Laietana –el área costera que va del macizo de Garraf al río Tordera– han sido identificados y documentados distintos restos de fosas de este tipo.
Los arqueólogos también han encontrado tres grandes tinajas cerámicas (dolia defossa) –en la foto se aprecia claramente una de ellas– semienterradas, usadas para fermentar el mosto y transformarlo en vino. Suponen, por la estructura del yacimiento de Teià y los sondeos preliminares, que muy cerca hay también un depósito de recogida de mosto y un almacén con más tinas cerámicas. Las grandes dimensiones de las fosas hacen pensar que producían miles de litros de vino al año, por lo que en el almacén podría haber más de cien tinajas. La zona donde debería estar se excavará en las próximas semanas y confirmará la hipótesis. En uno de los muros de piedra han identificado una curiosa lápida reaprovechada. Como está partida por la mitad en sentido vertical, no puede traducirse su inscripción en latín.
Según ha hecho público la web Tribuna d’Arqueologia, dependiente del departamento de Patrimonio de la Generalitat –el Ayuntamiento de Barcelona no ha comunicado por ahora los nuevos hallazgos–, los restos datarían de los siglos I y II dC. Corresponden a varias épocas de construcción consecutivas, fruto de reformas y reparaciones que vivió la villa a lo largo del tiempo. Los expertos participantes han determinado una primera fase constructiva de época julio-claudia (inicios del s. I dC) con presencia de varias zanjas de vid, muros y un campo de tinas cerámicas. Y también una segunda fase posterior, “muy probablemente de finales del s. I dC o inicios del s. II dC, época en que se podría haber construido el gran ámbito de prensado”. También se trata de hipótesis preliminares, que se acabarán de confirmar conforme avance la excavación. El conjunto de vestigios y técnicas observados una vez concluyan los trabajos en La Sagrera, confían los arqueólogos, ayudarán a “entender mejor los diferentes procesos y procedimientos vitivinícolas de época romana”.
Se documentará y destruiráPese a la importancia contextual de estos hallazgos sobre la vinicultura romana, no serán amnistiados por las implacables obras del AVE, que ya sentenciaron la propia villa romana cuando fue descubierta. Las tinajas sí que se trasladaran y conservarán, pero las fosas no, porque no pueden extraerse. Se documentarán exhaustivamente y se dibujarán, como toda la villa, pero luego se eliminarán porque coinciden con los accesos a la futura estación intermodal desde Sant Martí.
Los curiosos y amantes del patrimonio que quieran ir a despedir los restos deberán esperar al menos hasta el lunes, porque durante todo el fin de semana están tapados con unas lonas de plástico que los protegen de la lluvia pronosticada. Desde la Ronda de Sant Martí podrán vislumbrar las fosas y el trabajo minucioso de los arqueólogos y si recorren el nuevo puentetendrán una panorámica del área completa de la villa y del avance de las obras ferroviarias. En los últimos días se han retomado también los trabajos en las habitaciones de la villa, aunque todavía no ha salido a la luz ningún detalle de su evolución.
“Si se hubiese excavado la villa entera, con su entorno rural y vinícola, quizá hubiese hecho más impresión y hubiera despertado la voluntad política que ha faltado”, lamentan los activistas de Apropat, un colectivo de vecinos e historiadores de la Sagrera y Sant Martí que rastrean las novedades de la villa y reivindican que se preserve el patrimonio de la ciudad. El traslado y conservación de las tinas y el mosaico les parece insuficiente porque no podrá visitarse ni apreciarse el conjunto romano que se ha descubierto, hasta el momento el más importante de estos dos barrios.

Publicat a La vanguardia el 19.10.12 (Meritxell Martínez i Pauné)

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