El futuro centro cultural del Born, que acuna en su subsuelo el yacimiento de restos arqueológicos del siglo XVII, será el epicentro de un nuevo eje peatonal que busca romper fronteras arquitectónicas e integrar los espacios públicos que envuelven al antiguo mercado central de Barcelona. La apertura de este paseo por las huellas de la vida urbana coincidirá a finales del 2012 con la inauguración de este espacio museístico ubicado en el antiguo mercado central que cerró sus puertas hace 30 años.
Jordi Martí, delegado de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, precisó ayer que el paseo comenzará en la calle de Argenteria, cruzará Santa Maria del Mar hasta alcanzar el parque de la Ciutadella, donde se abrirán puertas que llevan tiempo cerradas para no poner barreras a esta caminata sobre piedras románicas, góticas, medievales y modernas. Para ello, el museo se podrá atravesar, desde la calle de Comerç, de punta a punta de forma gratuita. «En un futuro este trazo peatonal proseguirá con la Pompeu y llegará al mar».
El alcalde Jordi Hereu va más lejos en sus previsiones. «Se podrá andar seguido de la plaza del Rei al Poblenou. Desde la ciudad romana a la industrial». Para Hereu, el centro cultural del Born, al que el ayuntamiento y la diputación destinan 65 millones de euros, está totalmente consolidado. «Sus tornillos no están flojos. Ha costado, pero su trayectoria es clara y muy ambiciosa».
La razón de ser del espacio arqueológico es mostrar cómo era la ciudad destruida por las tropas de Felipe V, que el 11 de septiembre de 1714 conquistaron Barcelona durante la guerra de sucesión, derrota que cada año se recuerda en la Diada, la fiesta nacional de Catalunya. El derribo parcial del barrio de la Ribera es un episodio relevante del inicio de la represión. «Es una etapa desconocida, a la que los libros de historia dedican escasas páginas. En este nuevo espacio museístico se mostrará que era una ciudad dinámica, con vida», asegura Hereu.
El yacimiento fue descubierto en el 2002 durante las obras de remodelación del mercado, que en ese momento tenía que cobijar la Biblioteca Provincial de Barcelona, que finalmente se construirá junto a la estación de França. A partir de estos restos arqueológicos, los visitantes del siglo XXI pisarán las calles del siglo XVII, contemplando los edificios nobles, las viviendas de pescadores, los talleres artesanos, el sistema de pavimentación, el alcantarillado y el papel del Rec Comtal.
DIÁLOGO CON EL PASADO / El historiador Albert García Espuche, comisario del proyecto del centro cultural del Born, tiene claro que no será únicamente un espacio para la memoria. «Será un flujo de reflexión, un diálogo y un lugar de encuentro entre el pasado y el presente. No hay precedentes. Pocas veces se puede percibir tanta emoción, singularidad y energía en un espacio», argumenta el comisario, que coincide en que el gran objetivo es la transformación cultural del Born, un eje urbano con un enorme potencial público.
Enric Soria es el autor de los planos y de la compleja obra de arquitectura interior. «Hemos hecho mucho más que restaurar un antiguo mercado, lo hemos convertido en un edificio del siglo XXI en el que se contempla a través de vidrieras el exterior pero que a su vez queda protegido de las agresiones acústicas, solares y térmicas», concreta Soria, que deja visible el yacimiento en dos terceras partes de los 8.000 metros de superficie disponibles.
El proyecto museístico es obra de Josep Bohigas y Dani Freixas. El espacio gira en torno a la ciudad desenterrada y a cuatro salas situadas en las esquinas del edificio construido en 1876 basándose en un proyecto de Josep Fontserè i Mestre. La sala Ribera será un espacio polivalente que acogerá proyecciones audiovisuales, conciertos y representaciones teatrales. La Fusina estará destinada a conferencias, seminarios y espectáculos de pequeño formato. Un tercer recinto alojará exposiciones temporales. La primera versará sobre las relaciones que se establecen entre ciudad y mercado.
La exposición permanente, dedicada a explicar cómo era la vida cotidiana en la Barcelona del siglo XVII, se apodera de otra de estas salas. En ella destaca una vitrina interactiva de 35 metros que exhibirá 1.500 objetos encontrados en el yacimiento. Pendientes, dados, canicas de cristal, anillos, peines de madera, copas, platos de cerámica, un biberón, juguetes, relojes de sol, hebillas, cajas...
Publicado por El periódoco el 5.3.11
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