Los 80 grabados de Goya, realizados entre los años 1810 y 1814, son una "crónica gráfica" y "un alegato contra la guerra en general"
En el marco del bicentenario de la Guerra de la Independencia, el Museo Diocesano exhibe desde hoy y hasta el 29 de mayo la gran serie de grabados que hizo Goya sobre la contienda y sus consecuencias, unos fondos propiedad de Ibercaja.
El artista aragonés realizó estos grabados en plena guerra, entre los años 1810 y 1814; lo que da al conjunto carácter de "crónica gráfica".
Goya se adelantó mucho más de un siglo a los grandes reporteros gráficos de guerra del siglo XX, transmitiendo en imágenes las experiencias vividas por él mismo y por otros españoles durante aquel durísimo y desastroso enfrentamiento bélico entre las tropas francesas invasoras, enviadas por Napoleón Bonaparte, y los españoles.
La crítica, la denuncia y la sátira son el denominador común de la segunda gran serie de grabados que hizo Goya, que el pintor aragonés no pudo ver más que en su versión de pruebas, pues por razones políticas no fueron publicados hasta 1863, 35 años después de que falleciera el autor.
Según el especialista Arturo Ansón, "en un principio Goya quiso plasmar la destrucción, violencia y horrores que él mismo contempló en Zaragoza tras el primer Sitio y durante el viaje desde Madrid a la capital aragonesa, pero luego tuvo la necesidad de continuar plasmando los horrores de esa guerra trascendiendo el propio conflicto en el que estaba inmerso nuestro país".
Desde esta óptica, "Los Desastres" se convierten en "un alegato contra la guerra en general y contra la violencia que genera".
En la serie, Goya hace una reflexión cruda y descarnada sobre el ser humano inmerso en una situación bélica, y denuncia las atrocidades cometidas por el ejército francés contra el pueblo español, pero también la violencia de los guerrilleros y de la masa incontrolada.
Las dos primeras partes de los desastres narran la guerra y sus consecuencias, mientras que en la tercera parte, a partir del número 66 y hasta el 80, Goya arremete contra el poder absolutista restaurado en España por Fernando VII, contra la vuelta al Antiguo Régimen, contra la Iglesia, aliada del poder absoluto, contra la Inquisición y contra el sometimiento del pueblo español a esos poderes.
En una segunda sala y como complemento a la muestra se pueden contemplar los útiles de grabado que se usaban en la época así como el sistema de creación de planchas.
El itinerario expositivo se ha enriquecido en el Museo Diocesano con una serie de documentos inéditos referentes a la lucha contra los franceses en Cataluña, fondos procedentes del Archivo Diocesano barcelonés que ilustran la conocida "conspiración de los venenos" o el escarnio de un sargento que se hizo pasar por cardenal de Borbón en Francia.
En la exposición se puede contemplar el proceso de la Inquisición de Barcelona instruido contra el sargento español Francisco Mayoral, quien suplantó por toda Francia y durante cuatro años la personalidad del cardenal Luís María de Borbón, arzobispo de Sevilla y Toledo, primado y regente de España durante la Guerra de la Independencia.
Otro documento ilustra el expediente abierto al sacerdote Pere Coret, en el que colaboradores en la guerra le acusan de ser un doble espía, de intentar envenenar los depósitos de agua de los franceses y de participar en un complot contra los invasores.
Otro expediente da cuenta de la sanción de 3.000 duros, una fortuna en aquel tiempo, que recibió Serafí Llorens, beneficiado de la parroquia barcelonesa de Sant Cugat del Rec, acusado de haber colaborado con los franceses.
Publicado en La Vanguardia 24.3.11
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